Respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes.
En general, tendemos a creer que el estrés es consecuencia de circunstancias externas a nosotros, cuando en realidad es un proceso de interacción entre los eventos del entorno y nuestras respuestas cognitivas, emocionales y físicas. Cuando la respuesta de estrés se prolonga o intensifica en el tiempo, nuestra salud, nuestro trabajo y nuestras relaciones personales se pueden ver muy afectadas.
Los síntomas más frecuentes de estrés son:
- Emociones: ansiedad, irritabilidad, miedo, cambios de ánimo, confusión.
-Pensamientos: excesiva autocrítica, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, olvidos, pensamientos repetitivos, excesivo temor al fracaso.
-Conductas: dificultades del habla, llantos, reacciones impulsivas, trato brusco a los demás, aumento del consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, aumento o disminución del apetito, rechinar los dientes.
- Cambios físicos: músculos contraídos, manos frías o sudorosas, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, perturbaciones del sueño, malestar estomacal, temblores, fatiga, boca seca, respiración agitada.
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